Recomendaciones dietéticas:
Se recomienda
que las grasas de la dieta aporten entre un 20% y un 30% de las necesidades
energéticas diarias. Pero nuestro organismo no hace el mismo uso de los
diferentes tipos de grasa, por lo que este 30% deberá estar compuesto por un
10% de grasas saturadas (grasa de origen animal), un 5% de grasas insaturadas
(aceite de oliva) y un 5% de grasas poliinsaturadas (aceites de semillas y
frutos secos). Además, hay ciertos lípidos que se consideran esenciales para el
organismo, como el ácido linoléico o el linolénico, que si no están presentes
en la dieta en pequeñas cantidades pueden producir enfermedades y deficiencias
hormonales. Éstos son los llamados ácidos grasos esenciales.
Si consumimos
una cantidad de grasas mayor de la recomendada, el incremento de calorías en la
dieta que esto supone nos impedirá tener un aporte adecuado del resto de
nutrientes energéticos sin sobrepasar el límite de calorías aconsejable. En el
caso de que este exceso de grasas esté formado mayoritariamente por ácidos
grasos saturados (como suele ser el caso si consumimos grandes cantidades de
grasa de origen animal), aumentamos el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares como la
arteriosclerosis, los infartos de miocardio o las embolias.
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